El regreso by Nicholas Sparks

El regreso by Nicholas Sparks

autor:Nicholas Sparks [Sparks, Nicholas]
La lengua: spa
Format: epub
Tags: Novela, Intriga, Romántico
editor: ePubLibre
publicado: 2020-09-28T16:00:00+00:00


* * *

Al día siguiente en la autopista iba cavilando sobre la conversación con el doctor Bowen. Sabía lo que quería (que Natalie dejase a aquel tipo), pero yo solo era la mitad de la ecuación. Tal vez solo una tercera parte, lo cual era incluso peor. A veces pienso que el mundo iría mejor si me pusieran a cargo de todo y realmente pudiera controlar a la gente, pero conociéndome, seguramente me cansaría de tanta responsabilidad.

Tenía el GPS activado en mi todoterreno, aunque sabía que probablemente no lo necesitaría hasta que llegara a la frontera con Carolina del Sur. Hasta allí no había que desviarse: simplemente seguir por la autopista 70 hasta la Interestatal 40 cerca de Raleigh, y luego la interestatal 85 cerca de Greensboro, pasando por Charlotte y adentrándose en Carolina del Sur, hasta llegar a Greenville. La máquina calculaba que llegaría a mi destino entre la una y las dos de la tarde, y esperaba que eso me diera tiempo suficiente para obtener algunas respuestas.

El trayecto era tranquilo, sin demasiados cambios de rasante, y discurría entre cultivos o bosques. Cerca de las ciudades había más tráfico, aunque nada comparado con la zona de Washington D. C. en la que yo crecí. Mientras avanzaba, intenté imaginarme a mi abuelo haciendo el mismo trayecto, pero no lo conseguí. Su camioneta temblaba a más de sesenta y cinco kilómetros por hora, y conducir tan despacio por las interestatales era peligroso. A su edad, debía ser consciente de que su vista y reflejos tampoco estaban a la altura. Cuanto más lo pensaba, más creía que habría optado por carreteras rurales, con un solo carril en cada dirección.

Pero eso me habría supuesto mucho más tiempo y, por lo que sabía, a él le había llevado dos días llegar a Easley.

Paré a comer al sur de Charlotte, y luego me puse en marcha de nuevo. Según el GPS, la interestatal 85 se cruzaba con la autopista 123 en Greenville, y desde allí no tenía que desviarme hasta llegar a mi destino. Antes de salir, me enteré de que la autopista 123 también llevaba hasta la Universidad de Clemson, que se hallaba un poco más al oeste, lo cual me hizo preguntarme si Helen sería una estudiante. ¿El perro viejo de mi abuelo resultaría ser un «asaltacunas»?

Era una idea absurda, pero, después de seis horas conduciendo, me hizo reír a carcajadas.

Encontré la autopista 123 sin problema, y me dispuse a abordar el último tramo; después de unos cinco minutos, empecé a buscar puntos kilométricos. En mi mente, si el derrame hubiera ocurrido más al este le habrían transportado a un hospital de Greenville, que era una ciudad mucho más grande y con más hospitales. Al llegar a las afueras de Easley me vinieron algunos recuerdos a la cabeza, pero ninguno de la ciudad. Nada me resultaba familiar, y tampoco podía recordar la ruta exacta que había seguido hasta el hospital; los recuerdos habían quedado sepultados por la preocupación que había sentido en aquellos momentos.



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